Castillo de Montegalda
Los orígenes del castillo de Montegalda son inciertos. La única fecha de que se tiene certeza es 1176, cuando el Ayuntamiento de Vicenza pide a Ottone, señor de Montegalda, que ceda sus propiedades para construir una fortaleza militar a fin de defender el territorio vicentino contra los ataques de los paduanos.
En la primera mitad del siglo XIII, el Castillo fue conquistado por Ezzelino III da Romano, mientras que en 1266 el Castillo pasa a los paduanos y, más tarde, a la poderosa familia Della Scala, los Escalígeros, señores de Verona. El escudo de armas de la familia Della Scala es una escalera de mano, aún visible sobre el puente levadizo del siglo XIV, perfectamente conservado y aún en funcionamiento.
A finales del siglo XIV el Castillo pasa a propiedad de la familia Visconti, señores de Milán. Cuando, en 1404, da comienzo el dominio de la Serenísima República de Venecia, el Castillo pierde su función militar para convertirse poco a poco en mansión nobiliaria. A mediados del siglo XV, el Castillo fue donado a la familia vicentina Chiericati; en los siglos sucesivos fue cedido a los Contarini, los Donà, los Grimani y los Marcello, nobles familias venecianas. El Castillo de Montegalda pasa a ser su residencia de verano.
Las habitaciones interiores aún conservan los frescos de Andrea Urbani, pintor paisajista y decorador veneciano del siglo XVIII. Las estatuas del Castillo son obra del taller de Orazio Marinali, escultor vicentino.
Con el paso de los siglos, también el parque se enriquece con cipreses, árboles exóticos, un limonar y un hermoso jardín de estilo italiano. La familia Sorlini, actual propietaria del Castillo, compra el complejo a mediados de los años 70 y después de una cuidadosa restauración devuelve al Castillo su antiguo esplendor.