El Hombre, el Poeta, el Novelista, el Político y la Búsqueda de la Fe
Durante las revoluciones de 1848, Antonio se dedica a obtener su licenciatura en la Universidad de Padua, mientras la familia se refugia en Turín; Antonio se reúne con la familia después de licenciarse, cuando ya se había alejado de la religión católica. La vuelta a la fe tiene lugar en 1873 gracias a la lectura del libro “La philosophie du credo” de Augusto Alfonso Gratry (que se muestra en el recuadro de la pared norte, después de la ventana), como escribe en una carta a Hellen Starbuch el de 16 de octubre de 1883.
En el camino de la fe y el compromiso social, su amigo Geremia Bonomelli (1831-1914), obispo de Cremona, fue una figura fundamental para discutir y compartir las nuevas ideas políticas y religiosas. En el cuaderno “Conciliación entre las teorías de Darwin y San Agustín” (hay una copia en la vitrina central), Fogazzaro trata de integrar la teoría del origen de las especies con la fe católica. Su amigo el obispo comprende lo novedoso del pensamiento de Fogazzaro y escribe: «estoy sorprendido, hay ideas verdaderas y llenas de sentido, juicios altos y serenos que admiro y hago míos.» El Vaticano, sin embargo, no acepta estas nuevas ideas y condena a Fogazzaro por estas ideas revolucionarias.
Un año después de la publicación, el libro “El Santo” (1905) fue condenado y puesto en el Índice de libros prohibidos. El escritor decide en ese momento someterse obedientemente al decreto del Vaticano y escribe una carta a su amigo Filippo Crispolti, publicada en Avvenire el 21 de abril de 1906: «he resuelto desde el primer momento prestar al Decreto la obediencia que mi deber de católico impone, es decir, no discutirlo ni actuar en contradicción con él autorizando otras traducciones y reimpresiones.»
Completan el recuadro los manuscritos de las novelas del escritor, como la inquietante historia de "Malombra" (1881), “Daniele Cortis” (1885), el best-seller “Pequeño mundo antiguo” (1886) ambientado en los valles del municipio de Valsolda, “El Misterio del poeta” (1888), “Pequeño mundo moderno” (1901) con referencias a Montegalda y a Praglia, “El Santo” (1905) y “Leila” (1911).
Antonio mantiene durante toda su vida su personal búsqueda de la fe, incluso cuando está ingresado en el hospital, donde lleva consigo muchísimos libros; sin embargo, cuando ya se acerca el momento de la muerte, pide a su hija María que se lleve todo y que deje en la mesita de noche solamente la “Divina Comedia”, la Biblia traducida por Diodati y el libro “La imitación de Cristo”; dichos libros se encuentran ahora en la mesita-escritorio situada en la esquina.